Una receta muy muy muy fácil con un toque oriental. Lo podéis comer solo, o servirlo con arroz blanco o cous-cous.
Troceamos 5 pechugas de pollo en trozos más o menos grandes. Ponemos en una sartén un poquito de aceite y freímos el pollo hasta que esté doradito por fuera. Cuando
está hecho, apagamos el fuego y echamos curry en polvo por encima y removemos. Lo ponemos en un plato y lo servimos con un poco de perejil seco picado por encima.
Si le queremos dar otro toque podemos poner antes del curry un puñado de queso rallado y remover a fuego lento hasta que todo se derrita, después ponemos el curry y ya está!
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